La luz se abraza a sus filamentos
intermitentes, haciendo gestos de
desidia en huelga.
Brillan las juntas de los armarios
celestiales, dentro de un bolsillo apetitoso.
Al son de la sonata cantada,
los luciferinos ángeles centellean
con bis cómica,
apurando la bebida de su cáliz
particular,
y embelesados al contemplar
la belleza viajera.

También te puede interesar

Back to Top